29.7.06

Un Cementerio


Recorrí dos veces las posadas de ese cementerio, pero no encontré donde dormir.
Me veo, en espejos somnolietos, llenos de ira, y no quiero seguir paseando de tu mano.
Aposté, dos mil pesos a los caballos el otro día... fueron los dos mil pesos más recordados en la historia de esta humanidad infame.
Quiero tirar mierda, enojarme, saltar de furia, pero ante todo, golpear ese recuerdo silente.

Ante tanta indiferencia, quizás incertidumbre, quiero que se guarde en el baúl más clandestino de toda la cantera que me llevó alguna vez a este abismo, un poco de mis lágrimas, otro tanto de las que jamás derramaré.
Quiero festinar con el olvido, bailar por los pasillos, aunque ya no baile, aunque ya no beba más que en vasos decorativos, y de una vez por todas, ante los ojos incrédulos de todos aquellos que jamás en mi van a confiar, sonreir, sólo una vez más, como por última vez.

-He acometido una huida- dije. De mejor manera podría haber tocado fondo... -¡Haaa... en este barco no hay fondo, ni abismo, ni disparates, tan siquiera groserías con las que se pueda uno descargar!- continué, mirando a los cielos furibundos como lastres cobijados en un techo amargo. -Para toda la vida- eso fue lo más divertido, intentar aprehender en una o dos palabras todo lo que jamás llegará a ser, pues ya lo es...

Mira, las cosas son simples...
-No, quizá no pueda mirar-
-Vete de aquí, huye, desenreda las pasiones más bajas de mi alma, céntralo, entiéndeme, abusa de mi paciencia si es que quieres que todo funcione como debía funcionar-

Aunque las despedidas siempre fueron mi especialidad, especialmente en mi mente intentaré volver a acomodar más recuerdos, más náuseas, más misterios de los que se puedan abarrotar dentro de mi alma... volveré con la frente en cualquier parte, incinerando matices, viendo de uno y de otro, para no caer en el medio... miedo

-¡Esto es una estafa, ha sido siempre una estafa!-
-Y de qué te asombras, desde cuándo has difrutado ganar-

Espera, silencio, palabras...

Muerte, una y otra vez, como saliendo de mi alma, esa alma que abandona, que se presta a la locura...
Adiós nunca dije, y quizás en ningún tiempo saldrá a relucir; es que ya no es el tiempo lo que quiero perdonar, es la dicha, es la desdicha, en un horizonte ajeno, muerto, lejos de este cementerio...

No hay comentarios.: