Volviendo por el camino largo que Joven Emiliano llamó el de Swan, sentimos dos gotas caer dentro de nuestra sien. Es que si la lluvia cayera sólo sobre "nuestras cabezas", y no necesariamente dentro de ella, la profesía auto-incumplida del suicidio en defensa propia, acosaría a más de un millar de locos de los que vagan por ahí.
-Es imposible pensar cuando el agua acongoja nuestras sienes-, por lo menos eso fue lo que dijo el árbol...
Y fue precisamente en ese instante en el que de un salto Alicia comenzo a extraer de su oído un montón de sueños rotos, quizás opacos.
Yo me encargaba de agarrarlos todos, toditos, como si de mi mano se extendiera al olvido muchas mallas de esas que agarran mariposas. Y los limpiaba, los olía, e incluso los plagiaba.
En ese mismo instante Alicia miró mis ojos, exitada, y se puso a rabiar.
Yo intentaba apasiguar toda su ira, como haciéndome el estúpido, un papel que muy pronto cumplí a cabalidad.
Y nos tiramos río abajo, incluso sin haber un río presente, como más tarde apuntara el viejo árbol. Y sonreímos, dos veces por cada luna llena, una vez por cada gato que sigilioso escudriñaba el horizonte.
Fue mucha mi pena cuando Alicia, por propia iniciativa, quizó atravezar el espejo... yo la emplazaba a evualar las cosas de otra manera: -Alicia, no avances... Alicia, no grites... Alicia, es que acso así debe comportarse una señorita respetable -. La respuesta era de esperarse; cansada de golpear su goce contra la inquietud e intransigencia de este mundo medio loco, sacudió pronto su paraguas y vendió las nubes a un precio no muy elevado. En una instancia en que el tiempo es de goma no es fácil salir a caminar, ni menos salir a volar. Yo me contento, porque a pesar de todo si pude comprarle una nube bien grande, y atravezarla, como si mi cuerpo entero fuera esa nube.
Pequeñita, Alicia caminaba a dimensiones que nunca pude conocer. Ella no quizo invitarme, me abandonó pronto en un bosque plagado de insenzatés. Y los pájaros reían, se burlaban de mi dicha... y cada vez más pequeñita, Alicia dominaba todas las palabras que se usan para un adiós. Y por mi cara caía la lluvia, incesante, la misma que hace sólo una horas podía mojar, incluso, hasta dentro de nuestras cabezas.
Lo que pasó luego de que tomé un par de sueños que yacían inertes en el piso es algo que jamás voy a revelar. Sólo puedo decir que de uno de ellos salió una escalera, la cual trepé hasta sentarme arriba del mismo árbol. Ahí hablamos a gusto, conversamos, de vez en cuando dormimos, e incluso jugamos.
-En el intertanto en que el sol vuelve de llamarada su soplido es cuando tú debes decender- dijo el árbol a mi espalda inclinada...
-Tengo algo de miedo, aunque poco a poco tomo confianza- respondí asustado.
-No debes precaber nada, las luces que bajan desde el cielo se contrastan con el olvido. Necesitas un poco más de humanidad-
-Humanidad...- grité desesperado
-Humanidad, es eso lo que buscaría si aquellas raíces me lo permitieran... aunque si alguien me permitiera algo podría jactarme de ser un dependiente- asintió el árbol.
-No entiendo- dije yo algo ofuscado.
-No trates de entender nunca, sólo vuela. Internate en las nubes como si se tratara de un océano, y busca la paz de las llamaradas de luz fuera de esta habitación...- y tan pronto su consjeo tarareó, con una rama me lanzó al viento flojo.
Ahí arriba, donde todos y todo era pequeñito, tal y cual como cuando se fue Alicia, saqué de mi bolsillo una nube. No sirvió de mucho, ya que muy pronto una luz lo cegó todo. Enfermo y desesperado corrí en algo insustancialmente flácido, ya no podía soñar más...
Con la mano en el bolsillo miré frente al espejo... un rostro asustadiso y familiar me miraba de arriba abajo... cuando pude comprender del todo me di cuenta que no era Alicia la que estaba en el espejo... cual aire todo desaparecía, y en aquel espejo la luz lo dominaba todo. Pronto sentiría en mi mano todo mojado, pronto sacaría del bolsillo gotas blandas de algo húmedo... mientras tanto entre Alicia, yo y el espejo, todo estaba sentenciado, ni la luz, ni mi nube, volverían a ver de otro tamaño la imagen pequeña de Alicia repensando en mi proia vida... el espejo era aún más grande, y Alicia desaparecía... como los sueños, como el árbol, como la nube.
3 comentarios:
primo queridoo!
me llegaron 2 mails tuyos... y espero no estar en la lista de "maomenos" wuajaja xD
interesante tu bloogg mmm :P
ah ! casi no te reconosco en la foto de amamos a fufu... =/ xD me costo encontrarte... x)
yaa saludos adriiiaann
Adios
jajajaja.
vo nunca cambia saco wea, jajaja
y como queri q te postee si no escrbes nada q me guste, cuando vea algo de mi gral pinochet o algo asi como albo campeon lo pensaria.
ç
ya compa tamos al habla oye esta o la otra semana nace tu sobrina asi q estamos en contacto
ya compa lo quiero n y anda pa mi casa el sabado y nos podemos tomar algo po en la nochesita.
un abrazo pedro
churra compipa argo asi como denso er relato ....no menos entretenido por esto...y azi como diria un amigo ez ke yo amo amo a mi gral le lavo hazta loz zapatoz!!! ziii ziii!! ya ho chao zzzzzzz
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