Quien haya leído Los Siete Locos de Arlt sabrá, en cierto sentido, de qué se está hablando. No es que uno peque de creerse Erdosain u otra cosa, pues la altura de las circunstancias no da para tanto, más bien implora creer en otros artificios, unos mejores que los de años pasados, resilentes, innovadores, imperecederos. Y en esto topamos en más de una coincidencia, y es precisamente ese infortunio lo que hace de esta historia algo peculiar...
Eran los comienzos de aquel lejano año de 1999, en que las tardes crepusculares bañaban las aguas calientes de las piscinas, inundadas en sueños maquiavélicos, donde mojábamos nuestras esperanzas vacías, inmutadas. Todo comienzo de año atrae pretenciones, mas aquel inicio, en una vetusta sala inundada de palomas alborotadas por hormonas y épocas fértiles, que sobre nuestras cabezas dejaban caer plumas como nieve, pudo conjugar en un segundo piso roñoso, en un ambiete de alquimia imperfecta, a cinco seres siniestros, cinco seres somnolientos, aburridos, desesperanzados ante la humillación de ver escapar las Perspectivas, ante la inhumana retención de libertades bajo la sombra de la paz descontrolada.
Sobre tal espectáculo sólo un evento podría proporcionar calma o alegría. Y ese instante se daba a partir de los paseos de cierto ángel que inundaba los espacios, con su cabello liso y rojizo, con cara de sueño, invitándonos a creer en un limbo que sí funsionase, en poesía verdadera, en prosa del alma...
En tal atmósfera inveterada, cual conjunción de planetas, una mente cuerda dio rienda suelta a atar cavos sueltos. Y es que si pensamos en perspectiva, todo se conjugaba tras una madeja desenmarañada, y fue esa mente la que reunió a los cinco personajes, y cautivó en un sueño, un indicio de futuro, un momento de enormidad. Eslavovovich, desde un pupitre compartido, reunió en su casa, una tarde de otoño ceñido, a la convención menos recordada de esta historia, al concilio enumerado como segunda opción, la legendaria Lista 2.
Poco a poco fueron llegando los elegidos a la casa de Eslavovovich... el primero fue Colorado, siempre puntual y atento. Con la capacidad diestra a flor de piel, emocionadonado hasta las lágrimas, Colorado tomaba sitio en un sofá rojo cual era su color. Él era la clave, era el contacto más antiguo dentro de la sociedad, quien proporcionaría todo los pormenores de cada paso a seguir.
En segunda instancia llegaron otros dos, rejuntados por el destino en una micro en Ñuñoa, pudieron conversar más de cerca y planear alternativas discretas antes de concertarse con Eslavovovich. Lo que se dijo en esa micro quedó varado en una ventana que flameaba su cortina al viento, sin embargo, las susecivas horas desprenderían en un panfleto los deseos más acalorados, las ideas recónditas de esta apropiación. Raudos, tras Colorado, tomaron sitio prontamente al unísono Gómez Laura y Charles X. Todo dispuesto, la habitación tenue se preparaba para recibir al más enemistado, pero sin embargo, el más querido, el más inteligente, el más capaz, y a la vez, el más bajo perfil.
De sopetón, inesperadamente, llegó por fin Aguileño... dejando tras de si una sombra de incertidumbre y un hálito de respeto, la sesión, entre licores poco ortodoxos y bastante espirituosos, comenzó sin ningún preámbulo.
Como de costumbre, y con su colorido y parsimonioso estilo, Eslavovovich lanzó las primeras líneas del plan maestro. Mientras en su poblada barba se paseaban algunas gotas de aquel brebaje incendiario, las palabras fluían en frases aún más escandalosas, y los cuatro oyentes sacudían en su espíritu los deseos de llevar a cabo sus planes más siniestros, repelidos por una ira inconmensurable, solapada en el fino entramado del proyecto Lista 2. Inmediatamente Colorado, hombre de derecho, puso cota a las pasiones desencadenadas, y llamó más de una vez a la cordura, ante lo cual Gómez Laura rudamente llamaba a la incompostura, desando que Colorado dejase la habitación. Eslavovovich, desde un estrado compungido, desfilaba por su barba aquellos indicios de discurso que aunaran las mentes y desenfrenaran los corazones, más Charles X no atendía, ebrio en una esquina, sólo discutía, pensando en calle, en combate y en reventar las estructuras... Colorado ya no podía más, embestido de diversos ángulos su posición se empequeñecía, mientras Gómez Laura elaboraba de sapiencia propia un sinsentido que ahondaba como proyecto necesario para el despliegue intrínseco deLista 2. Y es que los esfuerzos de Gómez Laura atribuían cadencias sonoras a cada pedazo de papel inundado con la tinta más oscura, y en esos intentos, él sabía que podía, en dos tiempos, convencer a la muchedumbre, acallar los temores de colorado y llamar a la sobriedad al más incauto y timorato espasmo de Charles X. Sin embargo la seriedad que Eslavovovich imprimía a cada recriminación, a cada poema que citaba, a cada intento locuaz de satifacer un plan estratégico, inundaba aun más las pretenciones de cada quien, y se posaba lejos de un consenso ambiguo.
Fue en ese instante, que desde un rincón sombrío desfilaron las primeras palabras de Agulieño. Fue sin duda un momento inolvidalble, de aquellos que se guardan en baúles llenos de polvo centenario. Y en su discurso, como gotas de saliba, se desprendían todas aquellas cosas que acentuaban el espíritu de cada uno de los cinco comensales... Lista 2 estaba preparada, más allá de un panfleto, lejos de los montones de piedras que ya se apiñaban al lado del concilio tortuoso.
Más allá del rotundo fracaso de Lista 2, es necesario descubrir el entramado tras el cual se esconde dicho proyecto. No es raro que todo se conjugara un año 99, no es raro que la voz de Agulieño fuera la más respetada, no es raro que después de la debacle todo quedara en el aire, inspirando en cada uno, y sobre todo en Agulieño, la amargura más extrema.
El intento Lista 2 escondía en su espíritu todo un plan maquiavélico digno de admiración. Las circunstancias y el escenario no permitieron su digna realización. Más allá de una cristalización efectiva, lo que se dijo en aquella única reunión, y las palabras de Agulieño, guardan el secreto más auténtico... la ebriedad de Charles X lamentablemente dejó en blanco las páginas de dicha historia; no obstante, corre tras cada uno, una profesía incumplida, que escribe, en líneas escurridizas, el sinsentido de Gómez Laura, que en la voz de Eslavovovich acallara al mundo entero y se perpetuara a una posteridad cercana. Los secretos de Lista 2 se perfilan, inocuos, mentirosos, amenazantes a descubrir la trama que Colorado quizo tapar con tierra...
1 comentario:
Largo camino eh de caminar para poder terminar de leer este relato de un carrete ebrio,,, muy delicadamente descrito por rimbonbantes palabras , nada mejor ke disfrutar el echo de ser un ebrio arreglando el mundo junto a otros escribas ...igual de ebrios que uno mismo ..... espero una tercera arte de tan romantica historia...feliz año nuevo
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