Pisada tras pisada, cae en el frío llano como una hoguera...
...
Se prende el fogón de la madrugada, destellando sudor y palidez de caña (de azúcar),
un cielo que cuelga de una estela del mismo humo,
del mismo fogón enardecido...
.........
Como las mejillas cuando las golpeaste, luego de haberlas besado,
impunemente, sacándome de ti...
.......
Y me lanzo sobre ventiscas secas,
que no queman pero curten la piel más tosca;
de relamida, en el pelo con perlas de sebo,
visualizo las sombras...
.....
Me quedo conmigo,
saboreando esa amargura;
no la de haber salido de ti,
sino de las perlas punzantes sobre el paladar encrispado;
de no haberme bañado hoy,
como en muchos días antes de esta mierda rojiza,
del fogón y su destello agresivo,
palabras raras,
idiomas ajenos...
anejos...
perplejos...
bosquejos...
de lejos...
canejo...
mordaces...
pajeros...
....
Nunca más vi pasar...
nunca.
......
Y me vuelvo a calentar
en el mismo fogón,
cuando con tus pisadas,
livianas,
masticabas la nieve,
para preparar café,
patada, tras patada,
piernas amoratadas,
adoloridas,
como si fueras aún
de este lugar.
14.7.07
Alto horno
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