Porque tuve que caminar en el barro, bajo la lluvia, mientras mi cara apadrinaba cada gota, y en el pelo se escondían seres que buscaban albergue seguro. Y los charquitos me llamaban a participar de su juego, loco, enfermo, pero juego en fin. Mojado hasta decir basta, con una estela de moco asimilando una lágrima, la cual supe esconder orgulloso mientras coqueteaba con una chiquilla que ni asco me hacía; dormitaba, levitaba sobre cada poza, aunque no era capaz de comprender que el frío de mis pies también era charco.
Deshaciendo cunetas, borrando los obstáculos como en los 110 mts. planos (nunca los corrí, para escapar de la vida quizás), llanos, montañosos, ovalados, confisqué mis emociones al borde de la ternura. Pensé en sacarme toda la ropa, pero así y todo no era mi casa, no era el lugar de nadie, tal vez era la calle, nuevamente llena de charcos. Y como yo no soy maldito, creo, ni satánico, no les di el disgusto de ver mi contextura enarbolada de calamidad tras calamidad.
Lamentablemente siempre sale el sol, aunque uno no lo vea, ya sea por que se escondió tras la nube, o porque se usan lentes especializados en la materia, o por que se privilegia la cabeza gacha y el ceño marchito. Esperando que ése, el caregallo, limpiara los trastos dejados por esa lluvia nada olorosa, y secara el último aliento de los charquitos (y de pasadita los moquitos que el "confort”, en su defecto "toballa nova", no pudieron exiliar) que enmudecidos poco cantaban. Mirando los pies, encantado, comencé a parlotear...
-estay en la pitilla zapatilla... pare que vay a pasar a mejor vida-
Y me miró exhausta como en el último respiro, mostrando sus grietas y heridas de guerra.
-puuuuuta que estay pa la cagá socita, segura que no querí que te vaiga pa la casita-
Y la muy carerraja se extinguió, así nu ma...
A mi me gustaban, no puedo decir eso sí que estaba enamorado. Pero me dio pena… les di como caja hasta la ultima jornada, como volando, a pata pelá, así eran esas desgracias tan wenas.
La miré de reojo… ella me tiró los corríos de refilón.
-Ya oh zapatilla en la pitilla, vaiga nu ma a reunirse con el resto de la Zapandilla-
25.7.07
Toda pérdida es injusta!! - no somos nada
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8 comentarios:
es penca despegarse de lo que querí...aunque esté pa la caga,igual como que te da cosa...
sería mi aporte...
ah, la estela de moco le da un toque sexy a todos, por eso yo creo que igual nomás coqueteaste...
te hacer ver, "más brillante y suave"... jojojo
que fome el post.
estoy de acuerdo íntegramente con lo del moco (estamos)
Pfiiiiiiiiiiiiiiiiii!
Guaripolo y Sopapiglobo
MMM dificil decision la de la zapatilla regalona, esa llena de goles, pata´s en la raja y mas de un mojoncito de perro, pero asi como la vida hay que cambiar y evolucionar segun la epoca del año o el momento que estemos viviendo......por esto te recomiendo que la dejes para tiempos mas caribeños como los del verano donde sus rajaduras y grietas te daran una sensacion de pata pela que otras nuevas no te daran ni-cagando no las botes solo reciclalas...........PUNTO APARTE .........HAGO UN RECLAMO FORMAL, POR NO SER INCLUIDA AUN LA SECCION PUTEEE A CAMIMAMON O PINICAMI,CAMIGEL......EN FIN AL FLETO DE CAMIMAMI EXIJO UN ESPACIO PUBLICO DONDE PODAMOS TODOS DENIGRAR A ESTE PERSONAJILLO TAN PATETETICO Y LLORONN!! sin otro particular me despido hasta un proximo reporte
negro: no tienes porque descargar la rabia de tus frustraciones conmigo, y menos hacer una sección donde me "puteen" a mi, para poder expresar tu rabia contra el mundo y lavida que siempre está en tu contra.
atte
camimami
YA SE VIENE CABRAS(OS):
putee, denigre, blasme, calumnie, ame, lisonje, chú..... y etc..., etc...
a CAMIMAMI
una nueva innovación de la Esquina;
su página amiga, centro integral de ficción...
VICTORIA!!!!!!!!!!!!!!!!
Hay unas zapatillas esperando padrino en el tendido elestrico en Gerónimo de Alderete, entre Perú y Colombia
Agarré la cleta, como siempre...
tomé Rojas, doblé ahí, territorio charrúa, pasé por cancha de negro (resbalosa como ella sola, siempre lesionando), doblé contra el tránsito en Gerónimo...
No pesqué ningún auto, como tampoco ningún resfriado...
Llegando al cafetal se me empaparon las rodillas; y la goma jabonosa no podía apretar en sus tenazas el paso rápido... me pasé...
Volví de inmediato, pedaleada tras pedaleada, con el pelo lleno de lluvia...
Tracé el mismo camino, pero con un cuidado extremo...
como si por voluntad propia me hubiese lanzado caí lentamente, patinando en el pavimento mi cara como tantas otras...
Y seguí el mismo trayecto, en cada detalle, mirando hacia el cielo mientras los ojos se llenaban de agua (¿limpia?)
Nada...
Nada...
y los pies fangosos decían al unísono con mi boca amarga:
¡Nada!
y pedaleo tras pedaleo sigo mirando al cielo, mientras cae lluvia, mientras el sol encandila; tal vez pueda mirar más que la lluvia, más que el sol...
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